En el estudio de arquitectura que dirige en Barcelona (EMBT) hay más mujeres que hombres, pero cuando sale fuera ha de esforzarse mucho más que un hombre para ganarse el respeto de un funcionario público o de un capataz de obra. Le cuesta pero lo hace y lo consigue. Esta dificultad lleva a muchas mujeres “a no ser conscientes de lo que son capaces”. “Nosotras mismas dudamos de nuestra capacidad”, añade.
Tagliabue coge dos o tres aviones por semana y entre los últimos proyectos que ha conseguido está el paseo marítimo de Rímini, un Benidorm a la italiana al que le falta abrirse al mar y hacerlo con calidad urbanística y arquitectónica.
Los espacios públicos son una de sus señas de identidad -Mercado de Santa Caterina y parque Diagonal Mar, en Barcelona, por ejemplo- y Tagliabue considera que esto le da cierta ayuda a la hora de competir en proyectos internacionales. «Te miran con más atención porque vienes de Barcelona», explica, una ciudad con un modelo urbanístico que, desde los Juegos Olímpicos de 1992, ha sido referencial. El espacio público que tanto se valora en el Mediterráneo y Europa en general, no se aprecia igual en Asia o Estados Unidos. En China, donde EMTB, tiene ahora varios proyectos, la idea de compartir el espacio público está alejada de su cultura pero, poco a poco, va abriéndose un hueco en las nuevas metrópolis abigarradas de edificios verticales.
Artículo completo por Xavier Mas de Xaxàs y vídeo de la entrevista por Poldo Pomés aquí
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